BELMOND VILLA SAN MICHELE, FIESOLE, ITALIA
UN HOTEL EN UN CONVENTO RENACENTISTA
Por Lanny Lowe
Escondido entre el verdor de las colinas de Fiesole, a tan sólo 8 kilómetros de Florencia, encontramos el Hotel Belmond Villa San Michele. La fachada principal de este antiguo convento franciscano es atribuída a Miguel Ángel. Esta joya, construída en el siglo XV, fue restaurada para albergar en sus 45 habitaciones y suites, a aquellos huéspedes que buscan disfrutar de una experiencia inolvidable en un ambiente renacentista.
En el lobby del hotel destacan elementos que dan pistas sobre su pasado religioso. Llaman la atención el confesionario que discretamente está al pie de una columna, la pequeña capilla transformada en recepción del hotel y el imponente altar flanqueado por orquídeas que se encuentra al fondo del recinto.
A la izquierda del altar hay una puerta lateral que nos lleva a otros tesoros escondidos. En primera instancia encontramos el acogedor Claustro, un recinto cuyo techo de vidrio permite que entre la luz natural y las cómodas poltronas invitan al viajero a tomarse un descanso. En otra habitación está el “Cenáculo”, una excelente alternativa para reunirse a conversar en noches invernales al calor de una chimenea. Un curioso hallazgo fueron los libros de firmas de los huéspedes. Los mismos se remontaban tan atrás que encontramos los saludos que dejaron los huéspedes del día en que vinimos al mundo. La estancia indiscutiblemente favorita es el restaurante La Loggia, cuyo nombre describe exactamente lo que es: un balcón techado cuyos arcos enmarcan una vista espectacular del Valle del Arno y la bella Florencia capital de la Toscana. En un extremo de la loggia, está el bar, rincón ideal para tomar un aperitivo y relajarse mientras escucha las melodiosas notas del piano.
Al trasladarnos al exterior nos topamos con los panorámicos jardines en terrazas. El primero es el Jardín Italiano, un perfecto lugar para ver el atardecer y disfrutar de un cóctel mientras se disfruta de música en vivo. Un poco más arriba están el Jardín de las Rosas, un lugar idílico para celebraciones privadas, como una romántica boda. Y en la parte más alta de las terrazas está la piscina que cuenta con su propio restaurante y bar, y desde donde también se puede ver hasta la cúpula del Duomo de Florencia.
Las lujosas habitaciones primorosamente decoradas y siempre con el detalle de flores frescas, tienen mini bar completo, finísimos artículos de tocador de Bvlgari, baños con accesorios de mármol, camas King o dos Twin, televisión con DVD, escritorio e internet. Hay paquetes especiales de tres noches que incluyen desayunos y, según la habitación que se reserve, pueden incluir otras atenciones especiales.
Otra de las atracciones de Villa San Michelle es la Escuela de Cocina, por el chef ejecutivo Attilio Di Fabrizio, que ofrece cursos para adultos y niños. La excelencia gastronómica de este hotel hace que valga la pena visitarlo, aunque sea sólo para degustar una de sus especialidades toscanas mientras admira el paisaje que lo rodea.
Un atinado servicio complementario es el transporte gratuito que ofrecen para los huéspedes desde el centro de Florencia.
Definitivamente, es un hotel encantador, en un lugar soñado y con un personal que lo hará sentirse como de la realeza.